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Un chico joven y poco conformista adquiere un piso de 120 m2 en un barrio de las afueras de Valencia, muy revalorizado en los últimos años por la nueva expansión de la ciudad. La orientación Norte-Sur y la posición frente a los jardines del Turia, junto con una reforma integral previa, hacen que la vivienda adquiera un valor importante. Sin embargo, la distribución es demasiado compartimentada, los acabados están anticuados y la vivienda posee “tics” muy del gusto de los anteriores propietarios. Hay que abrir los espacios, reducir la superficie de los aseos y dotar de multifuncionalidad y más luz a las estancias, intentando, al mismo tiempo, mantener al menos la mitad de la vivienda sin modificar para abaratar el coste de la reforma. |
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